Retomando mi idea primigenia de incluir en mi blog relatos de compañeros monteros (¿recordáis a Kalali y a Joaquín Benet?), vengo a ofreceros el que publicó un ya lejano año 2.007 en la revista CAZA MAYOR mi amigo Jose García, o "Mi Jose", como se lo conoce en los mentideros de nuestra Sierra Morena cordobesa.
Se trata en realidad de dos historias englobadas en el mismo artículo -una de La Loma del Majano como moraleja de la principal ocurrida en Los Posteruelos– y que tienen un denominador común: Lo que influye la suerte, a veces tan esquiva, cuando se trata de elegir a que venado tirar en las monterías con cupo, y las sorpresas que a veces nos llevamos, para bien o para mal, al acercarnos a marcar el venao de turno o al compararlo con los otros presentados en la junta de carnes.
Jose García -Mi Jose- con el venado objeto de este relato
Pero es que la cosa no queda ahí: Si como en este caso la montería es por invitación, el berrinche se puede elevar a la enésima potencia pues lo normal es que se nos conceda la oportunidad de matar un bicho, o con mucha suerte dos. A sabiendas de que hay cervunos de categoría... ¿Qué puñetas hacemos cuando a los cinco minutos empiezan a entrarnos bichos de porte?. La cosa puede ser de infarto de miocardio.
Personalmente confieso que me cuesta Dios y ayuda contenerme, y jamás olvidaré -¿te acuerdas, Batito?– la medianía que puse partas arriba en Las Alcornocosas al poco de llegar y que luego me entraron 37 venaos más (sí, he dicho bien: 37 contados) en la huida de Los Duques, entre ellos varios muchísimo mejores que el que yacía “perjudicado” en el pecho de enfrente. Tenía barra libre y jodí la marrana, y hubieron de pasar casi 10 años para que se me repitiera la ocasión y acertar. Pienso para mis adentros que tuve la suerte de que “el grande fue el único grande” que me entró y lo hizo a última hora. De no ser así no se que hubiera pasado pues el cupo de chicos lo tenía hecho a los 20 minutos.
Jose tuvo mucha suerte en esta ocasión aunque bien sé que, como a todos, no siempre le ha ocurrido lo mismo como quizás os relatará su hijo Francisco José en otra ocasión. Pero dejemos que sea él quien os lo cuente.
Por cierto: otras veces acierta de pleno. Aquí tenéis como muestra la collerita de “pezqueñines” que ha puesto patas arriba este año en Carboneras del Valle.
El primero de los dos venaditos que cobró nuestro protagonista en Carboneras del Valle el pasado 11 del 11 de 2011.
Para que un venado dé ORO, no es necesario que tenga muchas puntas ni unas palmas descomunales. Aquí posa orgulloso nuestro amigo Jose y su hijo Francisco José con el segundo aparato que mató en Carboneras el para ellos inolvidable 11/11/11
Recibid un saludo afectuoso de vuestro amigo Lolo Mialdea
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Emocionante relato y bonitas fotos, Mi Jose. Gracias por compartirlo
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