La historia que hoy os presento tiene para mí connotaciones muy especiales por muchos motivos. Sois muy pocos los que sabéis que tras este diseño tan logrado se esconde uno de mis mejores amigos, de esos que se cuentan con los dedos de una mano y aun sobra alguno: Miguel Ángel Búa Sánchez de las Matas al que llamo cariñosamente El Primoroso por su perfeccionismo y meticulosidad.
Con mi gran amigo en una de las monterías de Las Mesas, esperando el sorteo
Pues bien, al margen de su papel fundamental en el funcionamiento de este Blog -yo aun no domino el arte de los pincha AQUÍ- y de ser mi más asiduo acompañante en monterías y "excursiones" a Las Mesas, tuvo ocasión de cazar una hembra de Cabra Montés hará ahora un año, y nada menos que en los históricos barrancos y cuchillas de Gredos, pero la cosa solo acabó bien mirando en la distancia, pues sufrió un accidente a más de 2.000 mts de altura que le produjo una muy seria fractura en la pierna derecha y que convirtió un feliz rececho en una angustiosa, dolorosa y peligrosa retirada. Un servidor, que siguió día a día su proceso de recuperación (que duró cinco meses) tras oír de su verbo el propio desgarrado relato al día siguiente de los hechos, confiesa que aun siento escalofríos.
Era el inicio de la bajada... ¡No sabía lo que le esperaba!
Sin tener parangón alguno, recuerdo una vez en que pescando black-bass en los barrancos del Guadiato, resbalé y me golpeé fuertemente en la región coxigea de la espalda. Nada me rompí ni me separaban del coche más de 2 kilómetros que se convirtieron en eternos llegando a sopesar la posibilidad de hacer noche en la arena entre dos peñascos pues era verano. Solo la conciencia de la que se podía liar ante la preocupación por mi ausencia y que obligaría a Gabino, nuestro guarda, a buscarme en noche cerrada entre aquel dédalo de rocas, me hizo echar el resto y desandar el resto del camino. ¡Fue horroroso!
Carpas de La breña... hace ya unos añitos, claro.
Cuento esta pequeña anécdota porque me sirve de vara de medir ante lo que debió penar Miguel Ángel en sus 4 horas (de reloj) de tremendo descenso. Descenso que consumó con el PERONÉ ROTO. Debió ser dantesco.
Radiografía donde se aprecia la placa de titanio con 6 tornillos que le fue implantada
Leeréis ahora su vívido relato aparecido en la revista Trofeo Caza Mayor. La versión primigenia, fue descartada por la revista ante la crudeza de las explicaciones del descenso. No he querido poner aquí las dos versiones para no aburrir al personal, dejando solo la que se adaptó para la revista. No obstante obra en mi poder el artículo inicial sin ningún tipo de censuras y donde se muestra toda la crudeza y sufrimiento del descenso. Está a vuestra disposición para el que lo quiera leer.Solo tenéis que pedírmelo y os haré llegar el archivo con la versión sin "censuras".
Presentación de mi libro en Córdoba, junto a Miguel Ángel y el gran Mariano Aguayo
Considero a Miguel Ángel tan buen plumilla, que quise que fuera el preambulista de mi libro "40 años monteando, narrados en primera persona" y a fe mía que no me decepcionó. La versión publicada en Trofeo Caza Mayor recortada por exigencias de espacio, pero pletórica de fotografías, y la versión original, más extensa y realista, que os recomiendo exprésamente. No os lo perdáis porque pone al cazador en su sitio: Pequeño y desvalido ante la naturaleza por más heroico que sea su proceder.
Con el trofeo conseguido. Ya tenía el peroné fracturado... aunque él no lo sabía.
Queda a mi satisfacción la autoría de la frase que cierra el texto, pues recién terminada nuestra conversación telefónica, exclamé: ¡Quillo, has convertido a tu cabra en un auténtico medalla de oro!
Si quieres acceder a lo publicado en TROFEO solo tienes que clicar AQUÍ.
Recibid un afectuoso abrazo y besos para la señoras.
Lolo Mialdea
Genio y figura este Miguel Ángel....
ResponderEliminarOlee ahi tus pelot...sss Miguel Angel! Hay que echarle valor a bajar de esa guisa!! Una cabra de oro!! He liedo la version inicial que se la pedi a Lolo y aun se me ponen los pelos de punta. Por cierto, que maravilla el intento de acompañarte tu padre, chapeau!!
ResponderEliminar