Amigos todos y seguidores de mi Blog:
45º en el termómetro de la estación meteorológica del aeropuerto... que son como mínimo 3 menos que en Córdoba capital al estar cerca del río y en zona de regadío. Guacharros (que así llamamos aquí a los pollos de gorrión), muertos en el parque al pie de mi casa, caídos de los arboles simplemente asfixiados...y lo que es insólito: También pollos de mirla, con lo que aguantan esos bichetes.
Miro las predicciones y la cosa no bajará de los 40º al menos en los próximos 15 días. ¡Dios mío, como lo van a pasar los animales en el campo! Pena me da y me temo un "pequeño" desastre.
Yo me subo a Las Mesas, en unión de mis buenos amigos, 10 días a partir del día 18 con ánimo de pescar bass y rallar como está la finca...y también tiemblo si no mejora la cosa. En fin, ya os contaré. Ahora vamos a lo que toca, aunque no se como me saldrá esta entradilla porque estoy "amorcillao", como los venados con un tiro de codillo instantes antes de rodar.
El artículo que os dejo aquí se publico el mes pasado en CAZA MAYOR y os lo cuelgo por partida doble; en primer lugar debidamente escaneado, y después, como me se torpe en estas artes informáticas, copiado directamente del documento original en word. Fue una montería de allá por el año 1989 dada en la mancha del Espartero, de la finca La Cruz del Madroño, en Almodovar del Río, aquí cerquita como el otro que dice.
A la izquierda Curro Spínola. A la derecha Rafa Carranza, un amigo que ya nos dejó.
El día fue uno más de los poquitos que salen redondos, sobre todo por la compañía de ese gran montero y mejor persona que es Curro Spínola. Sí que quise aprovechar, ya que se me vino al majín, contaros acerca del viejo truco de sacar los perros de la mancha cuando está sopada de marranos, y dejar a las escopetas colocadas en sus pasos, ¡Funciona, ya lo creo que funciona! Pero claro, hoy en día, con tantas prisas y disparidad de "protomonteros" se ha vuelto impracticable salvo en contadísimos manchones que se echan entre un puñado de amigos bien avenidos. Y aquí lo dejo o me voy a repetir más que la migas si no se riegan con un buen vino tinto y mucha agua y bicarbonato en el zurrón
Recibid mi mejor abrazo veraniego y besos para las señoras.
Lolo Mialdea
En Córdoba a 8 de julio de 2015
El artículo que os dejo aquí se publico el mes pasado en CAZA MAYOR y os lo cuelgo por partida doble; en primer lugar debidamente escaneado, y después, como me se torpe en estas artes informáticas, copiado directamente del documento original en word. Fue una montería de allá por el año 1989 dada en la mancha del Espartero, de la finca La Cruz del Madroño, en Almodovar del Río, aquí cerquita como el otro que dice.
A la izquierda Curro Spínola. A la derecha Rafa Carranza, un amigo que ya nos dejó.
El día fue uno más de los poquitos que salen redondos, sobre todo por la compañía de ese gran montero y mejor persona que es Curro Spínola. Sí que quise aprovechar, ya que se me vino al majín, contaros acerca del viejo truco de sacar los perros de la mancha cuando está sopada de marranos, y dejar a las escopetas colocadas en sus pasos, ¡Funciona, ya lo creo que funciona! Pero claro, hoy en día, con tantas prisas y disparidad de "protomonteros" se ha vuelto impracticable salvo en contadísimos manchones que se echan entre un puñado de amigos bien avenidos. Y aquí lo dejo o me voy a repetir más que la migas si no se riegan con un buen vino tinto y mucha agua y bicarbonato en el zurrón
Recibid mi mejor abrazo veraniego y besos para las señoras.
Lolo Mialdea
En Córdoba a 8 de julio de 2015
Una montería redonda y un
truco que muchos desconocen
La Cruz del Madroño. Mancha
del Espartero (29-1-89)
Lolo Mialdea
Lolo
Mialdea@gmail.com
Curro Spínola y un servidor nos habíamos puesto de acuerdo en aquella
ocasión para compartir puesto y en mi ánimo no pesaba, de momento, más que
echar un buen rato en tan grata compañía. Luego pesaron dos factores: Sacamos
un buen paso y la mancha estaba atestada de cochinos.
El puesto en cuestión, el 4 del cierre de la Cruz de Paquito Martínez,
era perfecto en distancia de tiro y
agarre de monte para los marranos, lo que nos hizo concebir ciertas esperanzas
de tirar, aunque la finca no era por entonces ninguna “virguería”.
Pero fue el caso que nada mas soltar comenzaran a oírse tiros por todos
lados, sobre todo por debajo de nosotros. Entonces y dadas las circunstancias
empezamos a tomarnos en serio aquel cachondeillo.
En la junta habíamos echado la moneda al aire y me tocó a mí tirar
primero - dentro de lo que permiten los cochinos, pues se sobreentiende que si
el otro ve la oportunidad de tirar con garantías, el primero no ha de
molestarse - por lo que estaba más que pendiente a los acontecimientos. Sin embargo, cuando quise darme cuenta tenía
una marrana grandota parada en unas lastras con solo unos espartos tapándola, y
¡a solo 30 mts! Como llegó hasta allí sin que la oyéramos sigue siendo
inexplicable para mí. Solo le puse la cruz en el codillo, tiré de gatillo y
calló redonda. ¡Bien empezamos!, me dije, ¡Y facilito!
-¡Bien matada,
Lolo!, exclamó Curro.
-Venga, que te
toca y esto está que arde.
Pasarían como 10 min. y una ladra avisaba de que algo se nos acercaba.
Pronto oímos el romper de monte y saltó otra animalita del estilo de la mía,
pero más baja y lejos y a ¡“caraj.. sacado”! Curro la puso a rodar de un
magnifico balazo de su Mannlincher 300 WM.
-¡Joer, que
tiro, Curro!
-¡Toma nota!, me
replica el muy cachondo.
-¡Como entre
otra te vas a enterar, Buffalo Bill!, le contesté exultante.
Otros 10 min. y un tarameo anuncia la entrada de otro cochino, este
faldeado de abajo a arriba. Me entró a cascaporro y lo pude tirar mucho antes,
pero como ya no lo salvaba ni la Santísima Virgen, esperé el momento propicio
recreándome en tan bella estampa. Al final se paró entre unas chaparreras y los
150 grains de la “RWS H Mantel” del BRNO .270 la dejó en el sitio.
-¡Coño, Curro,
que media hora!, ¿Entraran más?, le dije nerviosito y sobreexcitado.
-¡Joer!, en este
plan, ¿Quién sabe?, ¡A mí me va a dar algo!
Y todo esto nos pasaba a dos monteros con muchísimos tiros encima, y es
que como la montería no hay nada para sacarte el corazón por la boca.
Terminó aquello y no tiramos más, pero hasta que nos levantaron del
paso seguimos en tensión y lo pasamos de put.sima madre.
Días como este en que confluyen varias circunstancias, como lo inesperado
de los lances y el buen rollo entre amigos, son los que hacen de una montería
normal en una especial e inolvidable.
Si aquel día llega a haber un Capitán de Montería competente y saca los
perros del monte dejando las posturas en
su sitio un par o tres horas más, se matan el doble de cochinos, pues es bien
sabido que los marranos que se han quedado maroteados en la mancha, empiezan a
salirse solitos cuando creen que todo ha terminado y no queda un perro ni
perrero en lo espeso. Es al cabo de un buen rato cuando empieza un continuo
chorreo de tiros que no para mientras haya tíos en sus puestos y solo se
levantan los monteros porque se echa la noche encima.
Viví una de estas en la Umbría del Gato allá por los 70, donde dada la
certeza de que estaba sopada la mancha de cochinos, Antonio García-Arevalo, más
conocido por entonces por “El Primoroso”, el organizador, dicto estas
instrucciones. Yo iba con la escopeta, y recuerdo que mi tío Andrés, al que
acompañaba, tiró un cochino enorme durante la montería y luego, tras un buen
rato y en absoluto silencio que se nos pidió, cobró dos marranos mas como el
casi todo el mundo. Diego Canals, compañero de clase entonces y amigo aún,
puede dar fe de lo que digo, que el mató un marrano con la escopeta del .20 que
llevaba. Lástima que los que cobró mi tío entraran largos y no los pudiera
tirar yo con la escopeta. Pero claro, aquellos eran otros tiempos… Se cobraron,
en lo abierto entonces, más de un ciento de marranos y un buen puñado de
venados, algunos muy buenos. Lástima no tener fotos de aquello.
Me parece que ya está todo dicho, pero por si acaso alguien no ha
cogido los últimos comentarios, he de decir que “La PACIENCIA es la madre de
todas las ciencias”.
Lolo Mialdea
En Córdoba a 2 de diciembre de 2014
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