Como quiera que no quiero ser menos y porque realmente me importa, quiero dejar patente y bien clarito mi total apoyo al mundo de la rehala, el silvestrismo, etc
Con nuestros perros de Las Mesas cuando los teníamos
No es mucho lo que puedo aportar que no se haya dicho ya, pero como ex rehalero puedo asegurar que es una actividad ruinosa.
En lugar de enrollarme voy a dejar aquí un par de cosas que me han parecido muy congruentes. Una se la debemos a Salvador Muñoz Cerezo, que ha llegado a escribir al Sr. Rajoy, Otra es la editorial de "mi" revista TROFEO, y la tercera es de Paco Beltrán, presidente del aula cinegética del Circulo de la Amistad de Córdoba y factotum de las MONTERÍAS TRADICIONALES que se vienen organizando por estos lares: Sacad vosotros las conclusiones.
Por mi parte recibid un fuerte abrazo y besos para las señoras.
Lolo Mialdea
CARTA DE SALVADOR MUÑOZ CEREZO
SALVADOR MUÑOZ CEREZO
Cazador, Ingeniero Agrónomo, Agricultor
Ecologista, Miembro del P.P. Antequera
C/ Infierno Nº 5
Antequera.(Málaga, 29.200)
Telf de contacto.- 605.850.140.
S.D. MARIANO RAJOY
PRESIDENTE DEL PARTIDO
POPULAR
MADRID
Antequera, 1 de Agosto
de 2.014
Exmo. Sr.:
Para comprender el motivo de mi carta puede
ayudarse del membrete con que inicio la misma.
Soy agricultor desde hace, al menos, cinco
generaciones; ecologista y cazador, de nacimiento; ingeniero agrónomo desde el
año 76 y del P.P. desde que se creó Alianza Popular.
Hoy me he llevado uno de los mayores disgustos
que recuerdo leyendo las propuestas que gente de mi partido está haciendo sobre
la caza, los perros de caza y su transporte, su consideración como negocio y
todas las limitaciones que algún inepto urbanita ha tenido a bien parir para
justificar un sueldo y decir que sirve para algo. En la temporada pasada ya
empezaron a considerar negocio algo que, si no se hace por afición, no lo
acomete nadie: Echar perros de rehala. No sé cuántas jaurías habrá en España
que pretendan ganar dinero con este “Negocio” pero le aseguro que no conozco
ninguna que lo consiga. Todo lo más que se logra es montear algo más barato que
los demás mortales.
Me recuerda esto el caso de un amigo, ya
mayor, que tuvo que quitar el gallinero por que no tenía agua legalmente
potable. “20 gallinas, una cabra y un cochino no podían beber el agua que bebía
la familia desde cientos de años”.
Creo que también se pretende que para eliminar
perros y gatos asilvestrados haya que utilizar métodos de veterinario, es
decir, una inyección letal. Esto es como aquél insecticida para pulgas que para
que fuese efectivo era necesario coger la pulga, abrirle la boca, forzar a que
se tragase el veneno y “ Voila” pulga muerta.
Como pretendo que esta carta la lea alguien no
me voy a extender más pero, por favor, no
hagan que me avergüence de mis gobernantes. ( de mi administración ya no tiene
arreglo).
Sé que pretendo algo muy difícil pero ruego
una confirmación de que alguien ha recibido esta carta, aunque sólo sea
un RECIBIDO Y LEÍDO.
Esto que aclaro ahora es lo menos importante
pero como yo hay muchos y existe la tentación de dejar de ser un voto seguro y
un fiel miembro del P.P.
Fdo. Salvador Muñoz
Cerezo
D.N.I. 51.592.679-E
ARTÍCULO DE PACO BELTRÁN EN ABC
¿TIENE SOLUCIÓN EL MUNDO DE LA REHALA?
FRANCISCO BELTRÁN
CEBRIÁN | FRANCISCO BELTRÁN CEBRIÁN ES
PRESIDENTE DEL AULA CINEGÉTICA DEL REAL CÍRCULO DE LA AMISTAD
Periódico ABC CÓRDOBA. Día 01/08/2014
ENLACE:
http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20140801/sevp-tiene-solucion-mundo-rehala-20140801.html#.U9sstt02jSI.facebook
ARCHIVO
La Administración
presiona a un colectivo que no estaba preparado para ello y sin previo aviso
INICIADA la
temporada montera 2012/2013, la Inspección de Trabajo inició una serie de
actuaciones de comprobación que tuvieron un importante impacto mediático en el
sector. A día de hoy podemos entender que las Administraciones públicas,
conocedoras del impacto económico que la caza genera, han decidido su
intervención y la aplicación normativa de los preceptos legales, tanto a nivel
laboral como fiscal.
Es obvio indicar que
estos preceptos legales existían con anterioridad a esta decisión reguladora.
Otra cosa es que se aplicaran dentro del mundo de la caza. No podemos por ello
tomar una postura de escurrir el bulto y actuar de manera negligente en este
aspecto, ya que ello sólo acarrearía al sector multitud de problemas derivados
del incumplimiento de estas normas. Ahora bien, es imprescindible también
considerar las específicas características que la caza, en general, y la
montería española, en particular, tienen. No debemos obviar que, salvo en muy
contadas excepciones, los actores que participan en las diferentes jornadas no
tienen a ésta como medio fundamental de vida.
La caza, antes de
todos estos acontecimientos, ya era una de las actividades humanas más
profusamente regladas en temas sanitarios, medioambientales y de bienestar
animal. Ahora los diferentes partícipes deberán incluir en su calendario de
actividades la observancia, además, de la normativa fiscal y laboral.
Queremos dejar
claro, en primer lugar, que con independencia de que estemos de acuerdo o no
con la procedencia de estas medidas, debemos actuar con la cabeza más que con
el corazón. Pero ello no es óbice para que no se reconozca el carácter singular
de la caza como tradición histórica singular y como vehículo de dinamización
laboral, social y económica de numerosas regiones deprimidas de nuestro país.
Reconozcamos también el importante eco mediático que cualquier acción tomada
por la Administración y que sea considerada contraria a la caza, puede tener,
con el consiguiente efecto de retorno negativo para la propia Administración.
Entendemos que
existe un hecho diferencial que motivará en uno u otro sentido la
obligatoriedad del encuadramiento de la montería española dentro del ámbito de
aplicación de los distintos regímenes de la Seguridad Social y del tratamiento
fiscal que corresponda.
Este hecho lo
constituye la consideración de la montería española como actividad económica.
Para delimitar este concepto bastará describir de una forma simplista el hecho.
Consideramos que una montería (o cualquier jornada de caza) se constituye en sí
misma como actividad económica cuando se den uno de los siguientes factores:
Que se vendan los puestos, o que de su resultado se derive un provecho
económico (como podría ser la venta de la carne de las piezas cobradas en dicha
jornada).
Esto excluiría en
cualquier otro caso muchas jornadas que se celebran a lo largo y ancho de la
geografía nacional y, que en este caso sí deberían ser consideradas actividades
deportivas y, como tales, excluidas de pleno del ámbito de aplicación de la
Seguridad Social. Sería necesario indicar que en estas jornadas puede darse la
participación de diversos actores que, cobrando cierta remuneración, sí deben
de estar incluidos en dicho ámbito de aplicación de la Seguridad Social.
Partiendo de esta base, quedan excluidas, «per se», multitud de jornadas de la
consideración de actividad económica.
En el punto
contrario se sitúan aquellas jornadas donde el propietario o arrendatario de
los terrenos, o el organizador de caza, cobran por la participación en las
mismas o bien en las que se comercializa la carne de las piezas abatidas.
Ahora bien, todo lo
anteriormente expuesto, descrito con fría pulcritud, presenta numerosos
problemas para colectivos que, como las rehalas, no tienen el ánimo de lucro
como fin; pero sí participan en estas jornadas de caza. En este caso, a nuestro
juicio, la Administración ha actuado con cierta ligereza, presionando sobre un
colectivo que no estaba preparado para ello y, lo que es más grave, sin previo
aviso.
No vamos a analizar
aquí si la rehala es deporte o es actividad económica, pues nos llevaría mucho
tiempo. La pregunta por ello sería, ¿existe un régimen transitorio al que pueda
acogerse la rehala hasta que exista una regulación normativa que garantice su
viabilidad?.
Sinceramente,
creemos que sí. Para garantizar la viabilidad del mundo de la rehala —no
olvidemos, actor fundamental dentro de la montería española— sería
indispensable la instauración de un período transitorio de adaptación de la
normativa a la realidad de la misma. Con ello no queremos proponer el
incumplimiento del deber de alta de los participantes (titulares y perreros) en
los diferentes regímenes de la Seguridad Social. Sino que éste se haga de una
manera racional.
Por descontado, no
sería viable la participación en estas jornadas de perceptores de prestaciones
por desempleo o de baja laboral.
Por ejemplo
propondríamos que, durante la próxima temporada cinegética, la persona que
realmente desempeña la función en el mundo de la rehala (que es el perrero),
pueda ser dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social durante la
jornada de caza por el organizador de la montería o propietario de la finca.
Con ello se conseguiría un doble objetivo: Erradicar el fraude en la
contratación y obtener rendimientos por la contratación de esos trabajadores y
por la cotización (sobre todo a efectos de accidentes de trabajo).
Mientras tanto, las
organizaciones del sector y las administraciones implicadas podrían sentarse a
desenredar esta compleja madeja en la que se ha convertido el mundo de la
rehala y la montería española. Esperemos que así sea por el bien de la
conservación de una actividad única en el mundo, la montería, de la que Córdoba
es referente y modelo a seguir.
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