Manuel Mialdea Lozano
Bienvenido a mi Blog. Un pequeño espacio donde compartir nuestra común afición a la caza y al campo. Gracias por visitarme

domingo, 6 de mayo de 2018

El octavo día dijo Dios: "¡Os regalo Sierra Morena"!


                                          Los picos más altos de Sierra Morena




Queridos amigos:
En esta ocasión os quiero hablar de sentimientos. No de sentimentalismo o complicados sentimientos humanos, sino de aquellos que se sienten contemplando la magnificencia de nuestras sierras y te erizan el vello,  y como me van a faltar palabras por más que lo intentaré, voy a recurrir a pasaros una galería de fotos - las más hechas por mi salvo algunas de mi amigo Félix o de mis otros compañeros de caza - porque quiero intentar compartir con vosotros algunos sitios sin parangón
En un momento dado me pregunté: ¿Por qué vas a conformarte con lo visto esta semana? ¿Por qué no repasas los que para ti son los sitios más impresionantes de SIERRA MORENA?  De sobras sé que cada uno de nosotros tendrá su póker de ases, pero otra vez lo explicaré con aquello que añadí a mi primer libro en su título: "40 años narrado en PRIMERA PERSONA". Quede , pues, claro que son mis rincones preferidos de los que conozco, pues nuestra sierra, como dijo el clásico, es de increíbles pequeños rincones.
La pasada Semana Santa, y dado que mi casa necesitaba urgentemente pasar por la ITV y que Isabelita se marchaba unos días a Madrid, aproveché para llevar mis nuevos libros al norte de la provincia de Córdoba y sur de la de Ciudad Real.

Esa primera noche la pasé con mi gran amigo Julián Del Pozo, En Chillón, pero esa tarde ya vivimos una increíble aventura que merece un artículo en algo más importante que mi modesto blog. Esperad y veréis. Lo colgaré aquí cuando pase un tiempo prudencial tras salir a la venta en los quioscos. Eso por no contar con la visita a la fortaleza que alberga la ermita de la Virgen del Castillo, desde donde se dominan los valles de Los Pedroches y Alcudia, y el mar interior de los embalses extremeños

                                      Zarza Capilla desde la Sierra de Las Yuntas

La madrugada la pasamos haciendo como que recechábamos corzos en las sierras de Las Yuntas. Uno nos ladró pero de ahí no paso la cosa.
Aquel rincón de Sierra Morena, entre Guadalméz, Belalcázar, Cabeza de Buey, Zarza Capilla, Peñalsordo, Chillón y Almadén, es realmente impresionante, pero aun a así no llega al umbral que me he fijado a mi mismo de los sitios inmarcesible de nuestra Sierra.
Pero vamos a lo que pretende esta entrada, donde, como dije al principio, intentaré ser parco y justo en las palabras y dejaré que hable las imágenes.
Vamos a empezar por el extremo oeste de Sierra Morena, desde Aracena a allá donde se muere poquito a poco nuestra Sierra , como llorando, en los llanos de Portugal. Hablo de Huelva, esa maravilla que desde el punto de vista del montero no es tan conocida, pero donde he visto sitios de una belleza abrumadora.

                                              Los bolos de Las Peñas

Yo quisiera que vierais esas Riveras de Chanza y el Aserrador, las cumbres de Aracena y Sierra Pelada y , bueno, a mi me cautivan dos sitios concretos: El primero es una sierra que llaman, muy bien por cierto, Las Peñas. Se trata de un afloramiento granítico de bolos enormes,  pero grandes de verdad como no los he visto en parte alguna. Al margen de las fotos hechas por mí y por Félix Sánchez, coadministrador de ese blog, no he podido resistir la tentación de hacer una captura de pantalla de G-Maps vía Satélite. Mirad ese laberinto y metedle metros de altura a cada bolondro de esos. ¡¡Da miedo!!

Recuerdo una vez que monteábamos aquello y nos mandó otro gran amigo, Rafa Domínguez, arocheno de pura cepa, a la solana, para lo cual había que dar una vuelta enorme...y era tan intenso el frío que las umbrías que recorrimos, y la que fuimos a parar, parecían imágenes de la puñetera Taiga siberiana pero en terreno quebrado. Vamos, la 5ª glaciación. ¡Qué frío pasamos! ¿Recuerdas, Juande, el cochino que me quitaste de asesinar por el jodido celo de grabar el lance? El catrecillo me tiró y tu calladito mientras atravesaba un raso. ¡Pa matarte! ¿Veis? Ya se me está yendo la hoya y la pluma. Que hablen las fotos.

                                               Los Castañares de Aracena                    
                      
La otra zona de belleza insuperable de estos montes onubenses es la zona de castañar. Que no, amigos, que no estamos ante esas manchitas de estos árboles que se forman en torno a los arroyos umbríos. ¡Qué va! Son leguas y leguas de bosque viejo e inquietante, desnudo por abajo.  Sólo he visto cosa parecida, sino superior, en la zona entre Manilva y Ronda, en Málaga, allí donde llueve más que en Galicia, a la vera de Grazalema, pero ya me estoy saliendo de nuestra Sierra morena.
Desde ahí el salto es muy grande, nada menos que hasta la sierra de Hornachuelos, a la cuenca del río Bembézar. ¡Ni más ni menos que al Estrechón de los Azores!
En las quietas aguas del pantano de tal nombre, allá donde se juntarían antaño las aguas de tal río y el que se forma de la unión de Névalo y el Pajarón, con La Aljabara de Spínola a un lado y Las Mesas de Bembézar a otro, se descuelgan sendas cuchillas de piedras formando una auténtica garganta en lo más fragoso del monte.
He monteado allí muchas veces y no tengo ni una foto mía que os lo muestre, ni tampoco en internet he encontrado más que aproximaciones. Sólo os diré un par de cosas y habréis de fiaros de mi.

                                 El Estrechón de los Azores visto desde el satélite

Cuando se montea lo de Spínola, al llegar las rehalas que sueltan de Coímbre para abajo a la tal cuchilla, ¡se tienen que juntar todas y colar por un agujero, perro a perro y tío a tío! Es imperativo que el guía lo conozca. La última vez que estuve cerca me entró al paso el célebre Bernardino, perrero que fue de la rehala de Antonio Flores Guerra.
Terminaré diciendo que en cierta ocasión, solo en la barca mientras pescaba Black Bass, al llegar al descolgadero en plena tarde soleada de Semana Santa, aquello se oscureció de repente. La luz menguaba tanto que tuve que parar el motor. Entonces, junto a una cascadita que cae como de Los Retablos, me quedé tan absorto y superado por tanta belleza, que os juro que hice dos cosas que no suelo hacer en el campo: ¡Recé, lloré de puro recogimiento! ¿Qué más puedo decir?
Y continuando hacia el este llegamos a la cuenca del Guadiato, y en ella Las Mesas, en esa parte final del cauce donde se encanuta y desagua en el Pantano de La Breña. Yo espero que no se me vaya la pinza pues os voy a hablar un poquito del patio de mi casa, del rincón de mis amores. ¡Pero no es amor de hijo, que en esto coincidimos muchos monteros y que vosotros juzgareis por las fotos! De esa zona decía Alfonso Onceno que era buena de "puerco e oso en invierno e verano"

                                Aquí, en Pan Duro, se juntan los río Guadiato y Guadiatillo

Allí donde se juntan los ríos Guadiato y Guadiatillo, abrazando entre los dos al Cerro de Trigo en el paraje de la Casilla de Pan Duro, están varias de las manchas que más me gustan, mas fragosas, quebradas y mejor conservadas y  que mejor conozco. Más que las fincas citaré algunos nombres de manchas, muy pocas, para que os hagáis a la idea: Las Cebaderas, Valdemilanos, Quitapesares, Los Ídolos, La Umbría de la Negra - por lo oscura - o Valdeinfiernos.
A día de hoy, ese inmenso horcajo está cubierto por la aguas de antes mentado embalse, ahora recrecido e inmenso, y queda de postal, pero... ¡hay compañeros! Yo lo conocí cuando la cola solo llagada poco más arriba los álamos de La Negra y como pocas veces se llenaba , quedaba allí  una enorme y preciosa tabla. ¡Entonces sí que era una belleza aquello! Poder andurrear todo aquel bosque de galería formado en torno a lo más angosto del barranco, era sencillamente impresionante... pero todo se perdió en aras del progreso y de ciertas concesiones (¿subvenciones?) que mejor olvido. ...Y eso que es el extremo oriental de Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos. Lástima que sólo nos acordemos de Santa Bárbara cuando truena y que solo tenga un puñadito de fotos de entonces. Ni siquiera tengo una de La Vegueta del Gato, donde quiero que se arrojen mis cenizas cuando llegue mi hora.
El siguiente salto es muy grande y quizás injusto. Me dejaré por el camino barrancos como el del río Arenoso o el Yeguas, los arroyos de Valle o el Moral,  y las dehesas del Valle de Los Pedroches.  Mañuelas, La Umbría del Gato, Los Rasos, Las Morenas, Españares o El Socor son manchas increíbles...como es magnífica toda la zona del Santuario de la Virgen de La Cabeza, pero en algún lugar hay que poner la raya.
Y llegamos a la sierra de Fuencaliente, que aunque forme parte de otra de mis favoritas que luego tocaré, Sierra Madrona, la quiero distinguir porque en ningún otro sitio he visto los robledales - diría que relictos - viejos y altísimos, que allí existen. Si os digo que uno cree estar en la Selva Negra alemana en una batida de cochinos, ¿qué me diríais? Allí sobrevivieron hasta bien entrado el S. XX los machos monteses ahora recuperados, y aun campea el lobo en ese cujón que se forma entre Jaén, Córdoba y Ciudad Real. ¡Afortunado yo que tuve un enorme macho en la cruz de mi visor y sobre el que, faltaría más, no tiré!
Se dan alturas de más de 1300 metros contra las que chocan las borrascas atlánticas configurando un microclima inesperado tan al sur. Hasta 1300 L/m2 holgados se han mediado en algunas estaciones climáticas privadas. Lo mismo te nieva a lo bestia en invierno o pasas frío en agosto en sus umbrías, que te asas de calor en sus solanas, o allí donde muere, en el Valle de Alcudia.

                       Los increíbles robles melojos de las umbrías de Fuencaliente

Jobar... ¿Y esas pedrizas matadoras? Para mí, de raigambre y crianza cordobesa, donde no existen, fueron una sorpresa tan grande que una vez no sabía si bajar o subir o tirarme por un barranco. ¡Qué desesperación dentro de su belleza!
Y basta de palabras y me remito a las fotos que aquí os dejo.
En otra voltereta hacia el noroeste he descubierto en este último viaje otro rincón que me era desconocido en su extremo oriental, dando cara ya a La Mancha. Hablo de la Sierra de San Lorenzo. Ciertamente he monteado e incluso "guardado" algunas fincas en la zona de Mestanza. Pero esta parte que se queda entre San Lorenzo de Calatrava y Huertezuelas, me ha dejado boquiabierto... y nunca hubiera podido llegar a ciertos rincones de no ser por mis amigos Aníbal y Juan Antonio Martín.

     Huertezuelas visto desde los más de mil metros de la sierra. A partir de aquí La Mancha

Pero, ojo, no nos olvidemos de lo que hay por debajo de San Lorenzo. Me metí con el coche hasta casi Los Escoriales y me salí por Carvajal. ¡A destacar sin duda, ya veréis!
También con alturas importantes, por encima de los 1.100 metros, pero con clima más seco y frío, ha sido allí donde he visto otra maravilla botánica inesperada. ¡Qué manchones de quejigos, Virgen Santa! Pero no los quejigares como los que yo tengo tan vistos en Córdoba, con árboles altos, clareados y pimpolludos, ¡qué va! Los de las alturas que dan a Huertezuelas no superan los tres metros de altura y están tan juntos unos a otros que solo se pueden atravesar a gatas porque son tan viejos que ni me lo imagino. Con sus madroñas entremezcladas y otro monte de cabeza, a mí me han impresionado en invierno, desnudos. Ni me atrevo a conjeturar lo que tiene que ser aquello en verano con toda su hoja verde intenso.  De eso nada: ¡Tengo que mirarlo cara a cara! ¡Sentirlo! ¡Vivirlo!
Aunque lo veréis en fotos que no hacen demasiada justicia a la zona, lo que se domina desde esa cordillera, la Madrona y Despeñaperros al sur, y La Mancha mas autentica al norte, con sus aldeas abandonadas y sus castillos calatravos, impresiona.
Y ahora me dispongo a salirme camino de casa desde "mi altar serrano", que diría Jaime de Foxá. ¿Por dónde lo hago? Pues por lo más recóndito.  Entraré por la Garganta del Montoro a Sierra Madrona, y me saldré por Andújar para enfilar, ya de retirada y como dejándome algo atrás, camino de mi vieja Córdoba montera...y , ¡vive Dios! Otro sorpresón en tierra que no había ollado: Lo más hondo de Sierra Madrona, desde El Hoyo a lo dulce de de la sierra, pasando por lo mas bestia - no se me ocurre otro calificativo - de estas manchas que atraviesa el río Robledillo, con los picos de La Bañuela, Dormideros y Abulagoso por testigos.
                            El río Robledillo con las cumbres de Madrona por testigos

A mí Sierra Madrona se me antoja un perdedero: 40000 H. con apenas unas cortijadas y un par de pueblecitos como Solanilla del Tamaral o Solana del Pino en su interior. Sólo conozco otro sitio semejante y en ambos casos los invito a mirar un mapa. Me refiero a todo lo que hay por debajo de la aldea de Posadilla y comprobarán la de kilómetros de sierra que hay sin un puñetero pueblo hasta llegar a Hornachuelos. Algo así pasa en Sierra Madrona. Desde el Hoyo de Mestanza a Andújar solo hay sierra, sierra y más sierra. 62 km de carretera en el caso Manchego-Jiennense y 72 en el cordobés... por carretera. Así se perdían Bandoleros y Maquis y no había quien diera con ellos.
Y aquí os dejos con las fotos y ya me contaréis. Personalmente creo que si tuviera el don de la ubicuidad y pudiera estar en todos estos lugares a la vez...¡Moriría de placer!
Lolo Mialdea
Córdoba, 1 de mayo de 2018




5 comentarios:

  1. Ya me gustaría acompañarte en una de esas correrías que haces por nuestras sierrss. Para escribir un libro tendrías Buen relato

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  2. Tengo alma de explorador, Alfonso. Nada me gusta más que descubrir sitios nuevos

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  3. Impresionante tu conocimiento de todos los lugares que nos describes y que algunos de ellos que conozco, parece que los estoy viendo de nuevo con tus doctas explicaciones. Pero te voy a decir una cosa, no se te ocurra ni figuradamente estar en todos ellos a la vez, porque nos tienes que estar deleitando con tu verbo montero, muchos años más.
    Un fuerte abrazo Lolo.

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  4. Gracias, Paco. Espero verte pronto cuando os convoque en El Círculo para firmar mis libros ya que en ADEVIDA a poco nos ahogamos y solo fueron 12 o 14 amigos. jaja. Un abrazo fuerte

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